Lo que comenzó como una firma comercial, de importación y exportación de víveres entre los hermanos José y Víctor Ochoa Pérez y un socio comanditario, rápidamente se amplió para incluir a otros dos hermanos, Evaristo y Severo a finales del siglo XIX. Con la dominación estadounidense, que convirtió la casa comercial en una extranjera, el negocio continuó en desarrollo hasta ser ampliamente diversificado, se le añadieron nuevos socios y se levantó un edificio nuevo de cinco pisos diseñado por el arquitecto puertorriqueño, Pedro Adolfo de Castro y Besosa, a quien aún hoy se le conoce por el apellido Ochoa. En este edificio, habitaron varios negocios los cuales tuvieron sus primeras iniciativas a principios del siglo XX. Desde entonces, el Edificio Ochoa ha significado mucho más, en la actualidad es un hito del Viejo San Juan.
Para el diseño del nuevo y gran edificio, Ochoa Realty Company contrató los servicios del joven arquitecto puertorriqueño, Pedro Adolfo de Castro y Besosa (Nueva York, 1895- San Juan, 1936). De Castro se había graduado de bachiller en arquitectura de la Universidad de Syracuse en Nueva York en 1918, siendo el primer puertorriqueño en graduarse de arquitecto de una escuela de arquitectura estadounidense.
El Edificio Ochoa es un ejemplo de este estilo arquitectónico aplicado a un edificio comercial. En él, encontramos el rechazo de un estilo historicista e incorporaba el uso del hormigón, ventanas con persianas y el mosaico como elemento ornamental. Para su presentación preliminar a Ochoa Realty, de Castro preparó unos planos que incluía una perspectiva a color del inmueble. La perspectiva, dibujada desde el punto de vista de la calle Tanca presenta un edificio de cuatro pisos de altura. En la cara de la calle Comercio, el edificio tiene ocho crujías más la torre y en la cara de la calle Tanca abajo, tiene cinco crujías más la torre (aunque en la perspectiva se dibujaron seis crujías). La intención del arquitecto fue crear –en los pisos superiores– un ventanal del ancho del intercolumnio. Posteriormente, se redujo el número de ventanas con unos paños de pared, para ensanchar la superficie sólida por crujía. Entre paño y paño hay cuatro ventanas con persianas y travesaños de vidrio sobre cada una. En cada intercolumnio del primer piso, de Castro Besosa colocó una sola apertura con montante de abanico.
En la torre, de Castro Besosa redujo el número de ventanas a tres por piso, divididas por montantes y colocó un cuerpo adicional techado por un zigurat o elemento escalonado triangular que enfatiza la verticalidad. Para terminar el edificio, cada columna en fachada está coronada con una pirámide y el pretil continuo es perforado.
De Castro Besosa también añadió elementos ornamentales con el uso de mosaicos. En el primer piso, colocó mosaicos en función de los capiteles de cada columna. En éstos, dibujó las letras “JOH”. De igual manera marcó la base de las pirámides en el último nivel con paños de mosaicos y en el cuerpo superior de la torre, cada arco tiene un alfiz en mosaicos.