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  • Ochoa - Cronología

    Historia Arquitectónica

    En el 1926 ya se habían demolido las dos estructuras existentes y se comenzó con la construcción del edificio de cinco pisos en hormigón armado. Para el diseño del nuevo y gran edificio, Ochoa Realty Company contrató los servicios del joven arquitecto puertorriqueño, Pedro Adolfo de Castro y Besosa (1895-1936).

    De Castro se había graduado de bachiller en arquitectura de Syracuse University en 1918, el primer puertorriqueño en graduarse de arquitecto de una escuela de arquitectura estadounidense. Se había integrado a la profesión en Puerto Rico con un empleo en la Oficina de Diseño del Departamento del Interior. En esta oficina había trabajado en el diseño de la nueva Central High School en Santurce, en un diseño para el Capitolio de Puerto Rico y en varios diseños para escuelas en diversos pueblos de la Isla. Su jefe lo fue Guillermo Esteves Volkers, segundo puertorriqueño en ocupar la silla de Comisionado del Interior, quien había establecido en 1918 que el estilo arquitectónico adecuado para la primera junta de directores de los edificios públicos sería el “Renacimiento español modificado de manera que quede adaptado especialmente a Puerto Rico.”

    En 1920, junto a su colega Francisco Roldán, de Castro aceptó una oferta de empleo con el arquitecto de moda de esa época, Antonin Nechodoma, con quien trabajó por un año. Año que fue instrumental en la formación del joven arquitecto ya que participó en el diseño de la nueva residencia para Eduardo Giorgetti, ambicioso proyecto que se inauguró en 1924.

    A partir de 1921, de Castro comenzó su práctica privada, sin embargo, no es hasta 1923, con el diseño del edificio J. Ochoa y Hermano que tenemos la primera documentación de la misma. A diferencia del proyecto propuesto por Canals Vilaró, en deuda con el resurgimiento francés, el edificio diseñado por de Castro no se asociaba con los estilos predominantes en la arquitectura sanjuanera. De Castro tenía los planos completos del proyecto de Canals Vilaró y, al igual que en esa propuesta original, incluyó una torre. Sin embargo, a diferencia de Canals Vilaró, esta única torre estaría en la esquina de la calle Comercio y la extensión de la calle de la Tanca mar ando de forma enfática la entrada principal al edificio y la circulación vertical. Esta torre reorientaba la presencia del edificio alejando el énfasis a los muelles y privilegiando la ciudad, lo que reflejaba la intención de los nuevos dueños en convertir el inmueble en más espacios para oficinas y menos espacio de almacén.

    El diseño del nuevo edificio se acercaba más a la arquitectura de los rascacielos desarrollada en Chicago y cuya presencia en San Juan estuvo marcada con los edificios de la Porto Rico Telephone Company en la calle Tanca esquina Tetuán (1912) y del Banco de NovaScotia diseñado por Nechodoma (1916) en la calle Tetuán esquina San Justo. Estos rascacielos, además de tener varios pisos de altura, se caracterizaban por los amplios paños de ventanas entre una estructura de columnas o pilares claramente expresada en las fachadas y coronados por un pretil perforado o un alero profundo.

    Sin embargo, en el año de la construcción del Edificio Ochoa, en San Juan también se levantaban otros dos rascacielos, el primero, diseñado por Francisco Roldán y el ingeniero Miguel Rivera Ferrer, sería la tienda por departamentos para el español, José González Padín y el segundo, también diseñado por
    Francisco Roldán, el Edificio El Mundo en la calle San José esquina Tetuán para los españoles, hermanos Real. Estos tres últimos, diseñados por dos colegas y asociados, representan un distanciamiento de la arquitectura tradicional encontrada en San Juan y un franco empuje hacia la producción de un arquitectura moderna, –sin rezagos históricos– productos de unas nuevas ideas sobre la arquitectura y el nuevo empuje económico que la “Danza de los Millones” había provocado en la Isla.

    Pedro de Castro hizo suyo los postulados de la arquitectura ultramoderna. El Edificio Ochoa es un ejemplo de este estilo arquitectónico aplicado a un edificio comercial: rechazo de un estilo historicista, el uso del hormigón, ventanas con persianas y el mosaico como elemento ornamental. Para su presentación preliminar a Ochoa Realty, de Castro preparó unos planos que incluía una perspectiva a colores del inmueble. La perspectiva, dibujada desde el punto de vista de la calle Tanca presenta un edificio de cuatro pisos de altura. En la cara de la calle Comercio, el edificio tiene ocho crujías más la torre y en la cara de la calle Tanca abajo, tiene cinco crujías más la torre (aunque en la perspectiva se dibujaron seis crujías). La intención del arquitecto fue crear –en los pisos superiores– un ventanal del ancho del intercolumnio. Posteriormente, se redujo el número de ventanas con unos paños de pared, para ensanchar la superficie sólida por crujía. Entre paño y paño hay cuatro ventanas con persianas y travesaños de vidrio sobre cada una. En cada intercolumnio del primer piso, de Castro colocó una sola apertura con montante de abanico.

    En la torre, de Castro redujo el número de ventanas a tres por piso, divididas por montantes y colocó un cuerpo adicional techado por un zigurat, elemento escalonado que enfatiza la verticalidad. Para terminar el edificio, cada columna en fachada está coronada con una pirámide y el pretil continuo es perforado.

    De Castro también añadió elementos ornamentales con el uso de mosaicos. En el primer piso, colocó mosaicos en función de los capiteles de cada columna. En éstos, dibujó las letras “JOH”. De igual manera marcó la base de las pirámides en el último nivel con paños de mosaicos y en el cuerpo superior de la torre, cada arco tiene un alfiz en mosaicos.

    Pasaron los años, y en cinco décadas Puerto Rico y el Viejo San Juan evolucionaron con los cambios que conlleva la modernidad. Cambiaron los estilos arquitectónicos, la plataforma económica, el estatus político de la isla. Se introdujeron nuevas profesiones y marcadas influencias de otras culturas. Sin embargo, el Edificio Ochoa, se mantuvo perenne, en su ángulo importante, vigilando el mar y a la misma vez el Viejo San Juan. El Edificio Ochoa había cambiado de dueño, y sus nuevos propietarios progresistas buscaron mantener la edificación a la vanguardia, construyendo los adelantos que la modernidad exigía, sin cambiar los cimientos del arquitecto de Castro.

    Así, en reconociendo el valor de la estructura, en 1972 deciden ampliar y modernizar el inmueble. A estos efectos contrataron al arquitecto Walter Pedreira, desde cuyas oficinas ubicadas también en el casco viejo, se vislumbrara el propio edificio, nuevo proyecto para su firma. Pedreira se dio a la tarea de actualizar el edificio y aumentar de una vez los pies cuadrados de espacio de alquiler. Esta intervención eliminó el patio interior para colocar en su lugar los nuevos ascensores, baños y cuartos mecánicos, le añadió un entrepiso en el antiguo almacén, un último piso (penthouse) y eliminó la torre en la esquina. También se modernizó el sistema de aire acondicionado de la estructura eliminando las unidades de ventanas que, desde los años 50, perturbaban las líneas sencillas de las fachadas.

    Durante varias décadas el edificio funcionó de maravilla gracias a los cambios realizados en la década de los 70. Nuevamente, un deseo de progreso motivó a realizar nuevos cambios arquitectónicos. Nos acercamos a la tercera remodelación del Edificio Ochoa realizada entre el 1198 al año 2000. Las oficinas de Anglo-Puerto Rican Insurance Corporation y Antilles Insurance Company se mudan al penthouse del edificio. Se le instalan nuevas ventanas de aluminio, nuevos ascensores, se amplía el “penthouse”, se construye una nueva torre, se cambian todos los sistemas mecánicos y eléctricos, se habilitan nuevos baños, nuevas escaleras de escape y vestíbulos, se cumple con los nuevos requisitos para impedidos y se protege el edificio con “sprinklers”, detectores de humo y alarmas de incendio. Esta remodelación convierte al Edificio Ochoa en uno de los edificios con más tradición e historia, pero también con las más modernas facilidades disponibles para sus dueños e inquilinos comerciales.

    El penthouse fue construido retrancado de las fachadas laterales 10’-0” y de la frontal, 7’-0”con cristalería en las tres fachadas. El techo del penthouse coronó el Edificio Ochoa con una fuerte banda horizontal, lo que contrastó grandemente con la intención original del arquitecto de Castro de articular y enfatizar la verticalidad del inmueble.

    La Anglo American Insurance Corporation y su subsidiaria, Antilles Insurance Company, entonces dueños en su totalidad del inmueble y bajo el hábil liderato de José Enrique González Casalduc, asumió una nueva postura arquitectónica hacia el edificio. Con la colaboración del arquitecto Alexis Fernández Vive, desarrollaron un diseño que incluyó volver a reconstruir la torre demolida en 1972 para devolverle la integridad a la fachada.

    Al penthouse se le eliminó su enorme techo y se reconstruyó para formar parte del cuerpo principal del edificio. Se instalaron nuevas ventanas y se rediseñó el interior para satisfacer las nuevas exigencias de la empresa. Esta intervención del arquitecto Fernández trae de nuevo la expresión arquitectónica próxima a la obra original de De Castro.

    En el 2004, el Edificio Ochoa es reconocido por el ICP al incluirlo en su lista de Sitios históricos. Con el reconocimiento de su valor patrimonial, la gerencia del Edificio Ochoa se comprometió con la conservación, sustentabilidad energética y mejor aprovechamiento del lugar privilegiado en que ahora se encuentra el inmueble.

    Edificio Ochoa – Enrique Vivoni

    Edificio Ochoa – Walter Pedreira

    Edificio Ochoa – Ing Vizcarondo

    Edificio Ochoa – Jaime González

    Edificio Ochoa – Jorge Zamora

    Edificio Ochoa – German Colberg

    Edificio Ochoa – Domingo Picorelli